Lesiones en el Ciclismo
El ciclismo no es un deporte de contacto, no exige el choque violento contra un rival y eso elimina muchas posibilidades de lesión, pero el contacto se puede producir accidentalmente al chocar dos o más corredores. La caída será la primera causa de lesión, por traumatismo directo. Otras causas derivan de un defecto técnico del pedaleo o de una mala adaptación del ciclista a su bicicleta.
1. Traumatismos.
El rodaje en pelotón entraña riesgos de caída por choque de bicicletas y esto no sólo ocurre en condiciones de peligro evidente como un sprint a gran velocidad y entrecruzamiento de trayectorias o en la bajada de un puerto con curvas, terreno más o menos regular, con gravilla, barro, agua de lluvia o grasa en el asfalto; también es frecuente que cualquier despiste en el monótono rodar de un pelotón provoque el contacto. La caída de uno o más corredores en el seno del pelotón provoca montoneras por caídas sucesivas ya que es muy difícil evitar el obstáculo que surge repentinamente sin apenas capacidad de maniobra. En las caídas se pueden producir lesiones de todo tipo desde abrasiones sin trascendencia hasta graves traumatismos cráneo-encefálicos con daño cerebral.
2. Lesiones deportivas.
La exigencia deportiva del ciclista se basa, además de en cualidades físicas de predominio aeróbico en las pruebas de carretera, en gestos repetitivos de pedaleo que exigen una gran coordinación. Se trata no sólo de lograr un mayor rendimiento al economizar el esfuerzo sino de evitar sobrecargas musculares o tendinosas por el efecto acumulado de un mal gesto que se repite constantemente.
El corredor ha de estar perfectamente adaptado a su máquina y, aunque disponga de un manual de posicionamiento con las referencias exactas de medición de todas las partes de su máquina, tiene que contemplar también las pequeñas o grandes imperfecciones de su anatomía para modificar los parámetros estándar y conseguir un mayor acoplamiento.
También el esfuerzo puede ser irregular. El pedaleo rítmico y acompasado, incluso monótono, de las distancias intermedias en una prueba de gran duración, puede romperse con la exigencia de la montaña, con el cambio de ritmo en un demarraje o con el arranque violento del sprinter antes de la llegada a meta. Los dos elementos de este deporte, ciclista y bicicleta, han de estar preparados para todas estas eventualidades. La máquina dispone de una gran versatilidad para elección de los mejores desarrollos, puntos de palanca o incluso adaptación aerodinámica, como ocurre con los modelos usados en las pruebas contra el reloj. El corredor también ha de estar preparado para esos cambios, sobre todo si se trata de un especialista. Las condiciones anatómicas y fisiológicas del rodador deben adaptarse, buscar un punto intermedio que permita también realizar esfuerzos intensos.
Vamos a dedicar, por lo tanto, dos capítulos a las lesiones del ciclista. El primero se referirá exclusivamente a las derivadas de un traumatismo considerando el concepto de las compañías de seguros que para definirlo, en ciclismo y en cualquier otra actividad, se refieren a un hecho brusco, sobrevenido y causado por o contra un agente externo. En el segundo, contemplaremos las lesiones propias del ciclista causadas por una descoordinación del ciclista con su bicicleta, sea cual sea su origen, bicicleta, corredor o hipersolicitación por esfuerzo excesivo o mal dosificado.
PROBLEMÁTICA CON EL ASEGURADOR
El contrato de las federaciones con las compañías de seguros recoge únicamente la cobertura de lesiones producidas por traumatismos. El ciclista lesionado pretende sin embargo ser atendido por cualquier lesión, se trate o no de un traumatismo, y lo más frecuente es que no lo sea.
Es un tema conflictivo que coloca al médico en medio del contencioso entre un deportista que cree tener derecho a cualquier tipo de asistencia por lesión deportiva, independientemente del mecanismo de producción, y las aseguradoras que cobran la prima ajustada a los accidentes deportivos.
Como es muy difícil concienciar al cicloturista de edad más que mediana de que, aunque disponga de una licencia federativa no tiene derecho a médico gratis porque le duele la espalda, la única solución sería asegurar todas las lesiones. Pero eso exige un aumento de las primas...
En cualquier caso, nos encontramos con un problema a la hora de valorar estadísticamente el número de lesiones y su clasificación ya que los datos no son reales. El médico está sujeto a error y puede emitir un diagnóstico incorrecto si recibe datos sesgados en el interrogatorio al paciente.
